El mapeo de nutrientes realizado por investigadores y Fertilizar AC puede ser un punto de partida para corregir el actual desbalance
El trabajo sobre mapeo de nutrientes permitió medir el impacto de la actividad agrícola sobre la fertilidad de los suelos de la Región Pampeana. La investigación fue llevada adelante por Fertilizar y referentes del grupo “Relación Suelo-Cultivo” del Instituto de Innovación para la Producción Agropecuaria y el Desarrollo Sostenible (Ipads) Balcarce, y se presentó en el reciente Simposio Fertilidad. Pocos negocios, pero buenas perspectivas: así fue el paso de la carne argentina por Sial China 2025La investigación comenzó en 2011 y se tomaron muestras de los lotes seleccionados nuevamente en 2018 y 2024. El objetivo fue demostrar que mapear los nutrientes del suelo constituye una herramienta clave de manejo. De hecho, los resultados alertan sobre la situación nutricional de los suelos productivos más extensos e importantes del país. Los niveles de macro y micronutrientes en general decayeron y demandan poner el foco sobre manejos sostenibles.El muestreo realizado en 2018 mostró caídas importantes de todas las variables edáficas relacionadas con la fertilidad respecto a suelos en condición prístina y/o sin uso agrícola. En cuanto a la materia orgánica (MO), principal indicador de salud edáfica, se determinaron caídas importantes respecto a la condición prístina (hasta el 40% en algunas zonas). Es importante recordar que la MO está positivamente relacionada con la capacidad de los suelos de entregar nitrógeno, azufre y fósforo y, no menos importante, con la salud física de los suelos. Los valores determinados en 2024 son similares a los del 2018; en general limitan la capacidad de los suelos de cumplir adecuadamente con sus funciones dentro del agroecosistema, por lo que resulta urgente comenzar a incrementar el ingreso de carbono a los suelos a través de secuencias agrícolas más intensificadas, uso de cultivos de servicio, rotaciones con pasturas, entre otras prácticas. Otro de los parámetros medidos fue el pH (nivel de acidez o alcalinidad que tiene un suelo). Se trata de una variable edáfica importante, ya que regula muchos procesos, como por ejemplo la disponibilidad de nutrientes, entre otros. En este caso, el 50% de las muestras tomadas tuvieron valores por debajo de 5,99 a 6,4 y son del 5 al 9% más bajos que aquellos de suelos prístinos. Estos valores fueron similares a los del 2018 y las zonas con valores mas bajos corresponden al centro-sur de Santa Fe y centro-norte de Buenos Aires. En tanto que los valores por debajo de 5,9 pueden ser limitantes para cultivos sensibles a la acidez como la mayoría de las leguminosas. FósforoOtro de los elementos evaluados fue el fósforo (P), un macronutriente clave para la producción. Los valores de P extractable (P-Bray en suelo) variaron de 13 a 18 mg kg-1 y son del 36 al 82% más bajos que aquellos de suelos prístinos. Mientras que los valores más bajos (< a 10 mg kg-1) se observaron al este de la Región Pampeana, siendo en algunas zonas los valores actuales más bajos que los del 2018, lo que indica que las dosis de P continúan siendo inferiores a la extracción de los cultivos. En este sentido, a nivel nacional el panorama es preocupante dado que casi el 60% de los suelos cultivados de la Argentina (aproximadamente 18.200.000 hectáreas) muestran valores limitantes de P-Bray. Con respecto a la fracción disponible (intercambiable) de calcio (Cai) y magnesio (Mgi) se comprobó que continúa disminuyendo en relación con los niveles determinados en muestreos anteriores. Los valores de Cai y Mgi varían de 1.000 a 3.000 mg kg-1 y de 200 a 380 mg kg-1, respectivamente. Las zonas con valores más bajos de ambos nutrientes se ubican al centro-oeste de la Región Pampeana. Los valores de Cai y Mgi son casi un 50% más bajo que los de suelos prístinos y podrían generar problemas en cultivos sensibles como las leguminosas. Los valores de potasio intercambiable (Ki) de las muestras obtenidas el año pasado fueron similares a los del 2018, excepto al este de la región. Los valores de Ki variaron de 266 a 656 mg kg-1 y son entre un 27 y 61% más bajas que los de suelos prístinos. Aproximadamente 4.5 millones de hectáreas, casi 22% del área cultivada, tiene valores bajos a medios de Ki. Por último, los micronutrientes que siguen siendo más problemáticos son el zinc (Zn) y boro (B). Los valores de Zn extractable con DTPA -ácido dietilentriaminopentaacético- (Zn-DTPA) se incrementaron al norte de la Región Pampeana respecto al 2018. Sin embargo, el 32% de la superficie total cultivada de la Argentina (9.500.000 hectáreas) tiene valores muy bajos a bajos (0,40 a 0,80 mg kg-1). En tanto que los valores actuales de B extractable con acetato de amonio (B-AcNH4) fueron inferiores que los del 2018 y variaron de menos de 0,5 a 1 mg kg-1. Actualmente, los valores de Zn-DTPA y B-AcNH4 son de un 46 al 76% más bajos que los medidos en suelos prístinos. A partir de los resultados de esta investigación, que posibilitó tener un mapa del estado nutricional del suelo de la región productiva más importante del país, se concluyó que la situación actual de los suelos bajo agricultura en Argentina sugiere que es indispensable mejorar el balance de carbono e incrementar el uso responsable de los nutrientes para cerrar las brechas productivas.----------El autor integra el Ipads y la EEA Inta Balcarce-Conicet
» Fuente: La Nación
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