La Nación Empezó como pasante a los 15 años, hoy maneja una empresa de US$366.470 millones y recibió una compensación extraordinaria
03/06/2025
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Christian Klein comenzó cargando monitores en el área de soporte técnico de SAP y a los 39 años logró ser el director ejecutivo; su gran apuesta por migrar el negocio a la nube y la omnipresencia de la Inteligencia Artificial
ORLANDO. – “Las empresas que aplican nuestro copiloto de Inteligencia Artificial (IA), Joule, pueden mejorar hasta un 30% la productividad”. La frase no desentona con su tono ni con su sonrisa. Christian Klein la pronuncia vestido con remera blanca y zapatillas inmaculadas, al tono, como quien no carga sobre los hombros la conducción de un imperio. Se mueve con la soltura de un diplomático en gira y el encanto ensayado de quien sabe que, aunque a cada grupo le dice exactamente lo mismo —“son los mejores”—, el ritual no pierde su efecto: una variante sin fin del mismo elogio, repetido como un eco que todos aceptan jugar a escuchar.Faltan doce horas para que suba al escenario principal del congreso anual más importante de la firma y pronuncie anuncios que impactarán en el negocio global, pero ya comienza a dejar caer algunas claves, como al pasar. Su impulso natural es seguir hablando, encantando. Bastan cuatro minutos, sin embargo, para que la jefa de prensa global lo interrumpa con precisión suiza. “Ella es la jefa”, bromea sin perder la sonrisa. Mientras se aleja, lanza una última promesa —visitar cada país de Latinoamérica— y un deseo dicho casi en voz baja: tomarse unas vacaciones en Bahía, Brasil. Detrás de esa estampa informal y afable, se acaba de esfumar el CEO de SAP, la empresa más valiosa de Europa.El calor se pega a la piel como una tela mojada. A las 19.30 en Orlando, la humedad envuelve a cada asistente como un vapor inmóvil, sin hacer distinciones. El termómetro, cruel y sincero, marca 32 grados, pero la sensación térmica escala hasta los 36. Algunos, con saco sufren el castigo del dress code autoimpuesto, aunque el propio CEO lo ignore, y sudan en silencio mientras se esconden bajo esas clásicas sombrillas blancas de jardín, como si la sombra fuera un refugio sagrado.Otros forman una fila de admiradores ante los ventiladores evaporativos, esos gigantes oscuros de base ancha que lanzan bocanadas de aire fresco y pegajosa. La cerveza y el vino Chardonnay se sirven sin pausa, como si el calor también cotizara en bolsa.Para Klein, la clave está en aumentar la productividad en un escenario global cada vez más incierto, marcado por tensiones geopolíticas, guerras comerciales incipientes y amenazas de aranceles cruzados entre potencias. Su objetivo es claro: posicionar a la gigante alemana de software que lidera, el motor invisible que conecta y ejecuta procesos críticos de las compañías como finanzas, logística, recursos humanos y comercio, no solo como proveedora de herramientas digitales para sus clientes, sino como una aliada estratégica, capaz de anticipar escenarios y mitigar riesgos.El acuerdo con Perplexity, cuenta Klein antes de hacerlo formal horas después, apunta en ese sentido. La startup proporciona una búsqueda web de alta precisión y fiabilidad. Fundada por Aravind Srinivas está valuada actualmente en más de US$9000 millones y, según CNBC, podría alcanzar una valuación de US$18.000 millones en futuras rondas de inversión. En un mercado dominado por gigantes como Google y OpenAI, se posiciona como una alternativa para obtener respuestas generadas por IA en lenguaje natural, con fuentes citadas y formato conversacional.Klein dice que la inteligencia artificial no solo será más inteligente y útil, sino que pronto resultará casi imposible competir sin incorporarla. Ya no se trata simplemente de responder preguntas sin necesidad de buscar datos, ni de navegar con soltura el caos digital del mundo, sino de generar análisis que mejoren sustancialmente la toma de decisiones.Para eso advierte hay que romper con la fragmentación: la IA solo es tan buena como los datos que se le dan. Y para eso crearon Business Data Cloud, una plataforma que, como una corriente subterránea, une datos dispersos de SAP, de sistemas ajenos y hasta de las redes sociales, para que la inteligencia no se pierda en los silos, sino que fluya. “Vamos a ver qué pueden hacer los usuarios finales con nuestro software dentro de dos años”, dice optimista y desafiante.De pasante a CEOSu vínculo con SAP es casi tan antiguo como la empresa misma, fundada en 1972. Tenía apenas 15 años cuando entró como pasante, en el área de soporte técnico. Su tarea era instalar las pesadas pantallas de tubo, los viejos monitores antes de que existieran las pantallas planas en las oficinas de la compañía. “Cada vez que alguien necesitaba un monitor nuevo, me llamaban a mí”, suele decir cuando le preguntan por sus comienzos.Lo que no imaginaba aquel adolescente, que empezaba en el sótano de la empresa cargando equipos, era que 30 años después iba a estar al frente de esa misma organización. Klein asumió el cargo global de CEO en 2019, con tan solo 39 años. De inmediato impulsó una ambiciosa transformación.“Me criticaron por haber trabajado solo en una empresa, pero la conozco desde todos los ángulos. Eso me dio una ventaja enorme”, dice en una entrevista con el medio especializado en tecnología Stratechery. Y recuerda como ejemplo, el caso del CEO de Nike, que también empezó como pasante. Aun así, reconoce que su juventud fue vista con recelo, especialmente en Alemania. “El peor error sería creer que ya lo vi todo. Aprendo todos los días”, reflexiona. View this post on Instagram A post shared by Christian Klein (@christian_klein_ck)
Hace cinco años SAP era una empresa conocida por su solidez en áreas como logística, finanzas y recursos humanos, pero también por la complejidad de su software. Klein no tiene problemas en admitir más de una vez que “había miedo a instalarlo por si algo se rompía”. Cambiar el modelo de negocio para adoptar el paradigma de la nube no fue fácil: el precio de la acción cayó cuando ajustaron expectativas financieras, pero el resultado fue un nuevo posicionamiento y una mayor confianza entre los clientes.“Duplicamos la inversión en la nube para acelerar la innovación, ser más agiles, adaptarnos a un mundo que cambia constantemente y unificar las múltiples soluciones que la empresa había adquirido”, explica. También resalta el aspecto de la ciberseguridad e indica que “cada vez más empresas confían en grandes tecnológicas para proteger sus datos y sistemas”.Para Klein, transformar una empresa no es solo cuestión de tecnología. “Podés tener la mejor herramienta, pero si no cambiás cómo trabaja la gente, cómo se programa o cómo se vende, no sirve de nada”, afirma. La transformación, asegura, también requiere un cambio cultural. A lo largo de su carrera fue testigo y protagonista de cómo el software pasó de ser un sistema interno a una herramienta estratégica basada en la nube y ahora a una plataforma potenciada por la IA. “La tecnología cambia rápido, pero la misión de SAP sigue siendo la misma: ayudar a las empresas a funcionar mejor. La IA es simplemente la nueva herramienta que va a revolucionar esa misión”, expresa.Quienes lo conocen dicen que no suelta el control fácilmente. Le gusta estar encima de cada decisión. “De repente se interesa por un tema determinado y les manda un mail a los otros seis ejecutivos del directorio pidiéndoles posibles respuestas. Ellos se dan vuelta y lo debaten con sus equipos. Nadie hace nada más hasta que no avanzan con eso”, cuenta a LA NACION alguien que lleva muchos años en la empresa.“No me considero un CEO tradicional. Aprendo todos los días y valoro muchísimo el feedback honesto, incluso cuando es crítico. Siempre les digo a mis equipos que quiero que sean directos conmigo, porque eso nos hace mejores. Al principio me acusaron de microgestionar, pero creo que hay momentos en que es necesario profundizar para entender y resolver los problemas”, reconoce Klein en una entrevista publicada por Fortune.En plena pandemia, con decisiones urgentes por tomar, asumió un liderazgo más directo de lo habitual. “No todos estaban acostumbrados a eso”, dice. A ese arranque se sumó otro frente de presión: las acciones comenzaron a caer, y su apuesta por acelerar el giro hacia la nube generaba dudas. El cambio implicaba costos altos, adaptación interna y resultados inciertos. Pero el tiempo le dio la razón. Hoy, SAP es más rentable que nunca, y su valor de mercado alcanzó máximos históricos. La visión que entonces parecía arriesgada, ahora se lee como una jugada estratégica clave. En marzo alcanzó un hito histórico al convertirse en la empresa con mayor capitalización bursátil de Europa, con un valor de US$338.100 millones, superando a la farmacéutica danesa Novo Nordisk y a la francesa Louis Vuitton, emblema del lujo global. La estructura de SAP y el retiro de su fundadorEn la empresa la estructura de gobierno corporativo distingue dos órganos principales: el directorio ejecutivo (Vorstand o Executive Board), encargado de la gestión diaria de la empresa, y el consejo de supervisión (Supervisory Board o Aufsichtsrat), responsable de controlar la gestión ejecutiva.Klein fue nombrado co-CEO de SAP en 2019 junto a Jennifer Morgan. Pero la fórmula, pensada en principio como una transición ordenada, duró apenas seis meses. En acuerdo con el consejo de supervisión, se optó por una conducción más clara y ágil ante el complejo contexto global de ese momento, lo que derivó en la salida de su socia en el cargo. La empresa justificó el cambio como una decisión estratégica y consensuada, necesaria para actuar con rapidez. Tras dejar SAP, Morgan continuó su carrera en roles de alto perfil en Blackstone y, desde 2024, en UKG.Desde entonces, Klein quedó al mando en forma exclusiva y asumió además el rol de portavoz del directorio ejecutivo, aunque sin ocupar formalmente la presidencia de ese órgano. Esa situación se mantuvo hasta 2024, cuando el consejo de supervisión no solo renovó su contrato, sino que también lo designó presidente del Executive Board, consolidando su liderazgo con pleno respaldo institucional.Su compensación total el año pasado fue de casi US$20.500.000, según el informe de compensaciones de SAP. El monto incluye tanto el salario fijo como los bonos variables y las acciones, que representan más del 92% de su remuneración total. Fue más que el doble que en 2023, cuando su salario fue de US$7.780.000.Al frente del consejo de supervisión está Pekka Ala-Pietilä, reconocido ejecutivo finlandés y ex presidente de Nokia, quien asumió el cargo en 2024 tras la salida de Hasso Plattner, fundador de SAP y referente clave durante 52 años en la compañía. Más allá de las decisiones estratégicas que impulsó —como la expansión a Estados Unidos en 1992, la alianza con Microsoft en 1993 o la salida a Wall Street en 1998—, uno de los hitos que solía reclamarle a la empresa era su visión integral del negocio, que abarcaba tanto a los clientes como a la competencia.Regulación en EuropaEn cuanto a su perspectiva sobre Europa, Klein es crítico del funcionamiento real de la Unión Europea. “Nos llamamos ‘unión’, pero cada país tiene sus propias reglas de privacidad, bancarias y energéticas. No es una unión de verdad”, apunta. Aboga por una mayor integración económica y por qué los países miembros cedan parte de sus competencias en favor de un proyecto común más eficiente.También cuestiona el exceso de regulación, especialmente en Alemania. “Nos encanta regular, pero eso puede frenar la innovación”, dice. El caso de la inteligencia artificial es ilustrativo: antes de tener casos de uso concretos, ya había un debate sobre cómo regularla. Para Klein, no hay que regular la tecnología en sí, sino los resultados que genera, siempre con foco en el impacto social y ético.En ese sentido, pide no cometer el error de inhibir la innovación por adelantado. “Europa ya tiene un déficit de innovación. Si encima regulamos antes de crear, nos quedamos atrás”, advierte. Mirando al futuro, Klein ve que la IA permitirá a los empleados enfocarse en estrategia y tareas de mayor valor, reduciendo el trabajo manual y burocrático. La automatización mediante robots ya está cambiando industrias como la logística. En tecnología avanzada, SAP investiga el potencial de la computación cuántica para optimizar problemas complejos como la logística en la cadena de suministro.
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